sábado, 6 de noviembre de 2010

Y de repente ...

Pasa algo curioso aquí en Holanda, y es que todo parece suceder de repente. Estamos en otoño, y eso se nota. En España no se nota tanto, o al menos yo no lo notaba. Puede que sea porque a penas hay zonas verdes y árboles en la ciudad, y aquí hay más que bicicletas. Puede que sea porque aquí me fijo más en las cosas, por la novedad. Sea como fuere, aquí el otoño se nota. Se nota porque un viernes te vas a la cama, ebrio y cansado, y no recuperas la consciencia hasta el lunes, y el lunes, de repente, la calle está llena de hojas muertas.

Y pasa de repente que cosas que antes eran simplemente inconcebibles, ahora son totalmente normales. ¿Cuándo y por qué iba yo a salir de fiesta un viernes lluvioso? En la vida, si no era en coche. Aquí miras por la ventana y te dices: "Bueno, no llueve tanto tanto." Y de repente te ves pedaleando bajo la lluvia, y te preguntas: "¿?" Exacto, no te preguntas nada. Porque, de repente, es algo normal.

De repente te ves inmerso en una normalidad absoluta. De repente todo lo que antes era normal, ya no lo es, y todo lo impensable, de repente, es normal. Natural. Eso me recuerda una frase que leí una vez de algún escritor. "Todos nuestros comportamientos son aprendidos. Si aprendimos esos, podemos aprender otros."

Sé que llevo sólo un mes en Holanda, pero, por ahora, el estilo de vida sosegado me está enganchando. Todo en este país apunta a tener cero estrés. Desde los horarios de trabajo, la flexibilidad de horarios, los horarios de comidas, hasta el hecho de que todas las tiendas abran los domingos.

1 comentario:

  1. ¿Qué tal llevas lo de volver de fiesta en bici? tiene que hacerse más complicado :D

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